Ingredientes (para 4 raciones más o menos):

500 gr de higaditos, pueden ser de pollo, aunque yo prefiero los de liebre o conejo.

4 chalotas o en su defecto 100 gr de cebolla dulce.

3 gotas de aceite.

75 gr de queso 0% grasa (podéis usar el de untar o del fresco batido).

2 cucharadas de leche desnatada.

Opcional (a elegir uno de los dos):

– 2 cucharadas de vino blanco.

– 1 cucharada de ralladura de cáscara de naranja o mandarina (sólo lo naranja, no cojer nada de lo blanco).

Forma de preparación:

Se ponen las tres gotas de aceite en una sartén y se saltea a fuego fuerte la cebolla con los higaditos dando vueltas para que no se queme. Si hemos elegido hacerlos con el vino, justo cuando estén a mitad de hacer le añadimos las dos cucharadas, si no ponemos dos cucharadas de agua o caldo. Si vemos que se nos pega le ponemos un poco más de agua o caldo (que luego también aprovecharemos). El hígado tiene que quedar hecho por fuera pero rosita por dentro aunque no crudo.

Colocamos lo de la sartén en el vaso de la batidora o de robot procesador. Echamos las dos cucharadas de leche a la sartén cuando aún esté caliente para “rebañar” todos los jugos y lo añadimos también a la batidora. Si se han quedado restos pegado podemos poner una cucharada más de agua para no perder ningún sabor y todo a la batidora.

Añadimos el queso y la cáscara de naranja (si nos hemos decidido por esto) a mí me encanta con ella.

Trituramos. Podemos dejarlo con la textura que nos guste, a mí no me gusta muy fino, prefiero encontrarme algún pequeño trocito. Si vemos que está muy espeso se puede añadir algo más de líquido. Tiene que quedar como un puré muy, muy espeso.

Vertemos en un molde, esperamos a que no esté caliente y a la nevera unas cuatro horas.

Se puede servir acompañado de pan Dukan y cebolla caramelizada. Tambíen podéis comerlo untado con una loncha finita de pepinillo encima (sin la cebolla caramelizada).

También podéis sacarlo como un paté normal en el centro de la mesa para untar. En un tarro cerrado herméticamente aguanta tres días en la nevera, con lo cual se puede preparar con antelación para una fiesta.