Sí, hace dos años decicí comenzar una dieta proteinada y mi vida cambió desde ese momento.
¿Cómo empezó todo? Un primer domingo de mayo, en una reunión familiar alguien sugirió que quizá se debería acudir a un médico profesional para perder peso. La forma seria en que fue dicho y por una persona cercana que sabes que quiere lo mejor para ti hizo mella.
Esa misma tarde me puse a buscar un endocrino en la ciudad más cercana, empecé a leer opinones sobre ellos en los foros y en uno de esos enlaces que vas siguiendo encontré a una persona que hablaba de un médico en Zaragoza que llevaba una dieta muy efectiva llamada Pronokal, fue la primera vez que leí ese nombre.
Continué investigando el tema y descubrí una farmaceútica que llevaba la dieta a distancia (siguiendo una serie de premisas y siendo serios en la forma de actuar). Esta persona la hacía con el protocolo de entrar en cetósis pero con unos productos más económicos, además no cobraba las consultas sino que sólo eran los productos. El régimen me parecía efectivo (un último cartucho a probar),el precio era como la mitad (si además cuentas que sólo había que añadir verduras pues los alimentos los sustituye la proteína en polvo) no salía tan caro (tampoco es que fuese barato).
Empecé con mucha ilusión pero también con miedo ya que no sabía lo que pasaría esta vez. Fijé una fecha de empezar, compré productos para todo un mes para no arrepentirme y el 16 de junio de 2009 comencé esta aventura, con 87,6 kilos (me había quitado 5 en los tres meses anteriores con una dieta hipocalórica mediterránea) y un 48,1 % de grasa. 110,5 de pecho, 107 de cintura y 124,5 de cadera. Todos esos datos se traducían en una talla 54 (una 24 inglesa). Ahora llevo una 40 ajustadita, casi diría yo que hoy una 42 (una 10-12), peso 65 (ya que últimamente me he engordado un poco) y estoy muy contenta con el cambio. La grasa es el mayor problema ya que estoy en 39,8 % pero me he quitado bastante. De pecho he perdido 15 cm, 21 cm de cintura y 15 de caderas.
Sigo luchando, y supongo que lo haré el resto de mi vida, pero os aseguro que los problemas o las inquietudes con el peso no tienen nada que ver con aquel tremendo malestar que tenía. Mi vida cambió y espero seguir mejorando y lograr un día que la comida no suponga un quebradero de cabeza.
31 comentarios
Escriba un comentario →